lunes, 11 de abril de 2011

Claude Montana - Neo2

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Una Nueva Arquitectura Absolutista: Los 80 & Claude Montana

Finales de los setenta en París, una nueva generación de diseñadores formados bajos los focos del mítico Palace -disco-boïte emblema de esos años-, empieza a tomar el relevo, empieza a definir las siluetas que dominarán la década siguiente, la década marcada por el Gobierno de Mitterrand. Los ochenta para la moda parisina, sintetizando por supuesto, son cuatro nombres: Jean Paul Gaultier, Thierry Mugler, Azzedine Alaïa y Claude Montana. Los tres primeros han continuado desarrollando colecciones durante los años siguientes, aunque Mugler esté ya también retirado viviendo de las licencias de sus perfumes. Montana por problemas financieros, cerraría su marca en 1997, quizás sea por este motivo que dentro de esta trinidad de diseñadores franceses de esa época de excesos, el se haya encontrado un poco en el olvido. Es por ello que la periodista Marielle Cro decició e inició en 2009 la primera monografía del autor publicada por la editorial británica Thames & Hudson, monografía que vio la luz a finales de 2010, recuperando esta figura esencial en la moda de final del siglo 20, creador de una silueta nueva, totalmente arquitectónica, bajo una estética dura, masculina y glacial. Nuevas generaciones también lo han reivindicado, acudiendo a sus archivos, para revivir ese “80’s excess”, Chloé Sevigny o Nadja Auermann son tan sólo dos adeptas a la marca.

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La revista People lo bautizaría como el Saint Laurent de los años ochenta, autodidacta puro… tras obtener el bachillerato, marcharía a Londres. Allí descubriría su pasión por el diseño, creando pequeñas colecciones de joyas de inspiración mexicana en papel maché. Vuelve a Paris, y empieza a trabajar para la firma Marc Douglas, una marroquinería, aquí es donde encuentra el material imprescindible en sus futuras colecciones, el cuero, gracias a él conseguirá esos cortes soberbios, y esa nueva silueta de líneas duras tan característica.

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Será en 1976 cuando decide montar su propia marca. La imagen de Montana rompe radicalmente con la establecida en los setenta, esa mujer vigorosa, alegre y sensual que mostraban marcas como Saint Laurent, Kenzo o Chloé, desaparece. Montana crea una nueva mujer alejada de toda esta sensualidad, en pro del lado más oscuro, más atormentado. Será el primer diseñador en prohibir sonreír en los desfiles, las manos irían siempre en los bolsillos o la cadera, un cambio radical, que junto a esa transformación en la silueta -las dramáticas nuevas proporciones, espaldas anchas, el uso de las gigantescas hombreras, abrigos en cuero largos hasta los pies, anchos cinturones, iconografías de estética militar como las gorras, emblemas como el águila-  lo llevarían a asociarlo en una nueva estética fascista. Por otro lado, su fuerte personalidad, genio y su forma de trabajar con las modelos tampoco le ayudarían nunca a sacarse esta etiqueta autoritaria. Pero podemos decir que no sólo había totalitarismos en Montana, el diseñador tenía un corte soberbio en sus prendas, junto a unos acabados que rozaban la perfección milimétrica y el uso de una paleta de colores, audaz para esos años – los tintes de colores intensos de sus pieles definirán la paleta cromática de toda la década influenciando notablemente a otros diseñadores, sin ir más lejos McQueen siempre lo referenció como influencia patente en sus colecciones.

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Montana reinó los ochenta e inauguraría los noventas convirtiéndose en director artístico de Lanvin, consiguiendo aun mayor notoriedad y numerosos premios por sus colecciones.
La monografía de Thames and Hudson recoge todo el universo del creador, con numerosos testimonios personales, y una amplia selección de material gráfico y bocetos de sus archivos privados. Otros testimonios del libro son fotógrafos que trabajaron con él como Paolo Roversi, Dominique Issermann o Tyen, ojos que dieron forma a esa nueva estética glacial, excesiva y rígida impulsada por Claude Montana.

3 comentarios:

  1. Para vuestra informacion:
    Claude Montana, se hizo en Barcelona, de la mano de la empresa Ferrer y Sentis.
    En aquella epoca, tanto Montana como Mugler, vivian y trabajaban en la Ciudad Condal, y eran algo mas que amigos.
    La etiqueta Claude Montana for Ferrer y Sentis estuvo presente en los mejore y mas prestigiosos esacaparates del universo fashionista, desde Rodeo Drive, New York City, Tockio...

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  2. Ah! me olvidaba...
    El nombre de Calude no era Montana... este "apellido", se la puso su empreasrio y amigo Juan Ferrer, tan facil como mirando en un mapa de EEUU;)
    ¿Quereis saber algo mas?

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  3. Muy interesante...gracias por los apuntes Pepe.
    un abrazo

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